Nunca una obra puede quedar sin luz. Ese es el argumento de partida de Fernando Barrionuevo, comisario de la exposición Abismo del Silencio, del artista almeriense Jerónimo Muñoz
En su extensa producción artística, Jerónimo Muñoz presenta obras de verdadero impulso vital y eminentemente vitalista. Estos conceptos, aparentemente fáciles de entender con la mera contemplación de sus obras, parten de una rígida posición de compromiso hacia la transcendencia de la vida, hacia la repulsa de los silencios forzados.
El motivo principal de sus obras gira alrededor del ser humano, eludiendo la materia física para abrazar los contenidos de la espiritualidad.
En su extensa producción artística, Jerónimo Muñoz presenta obras de verdadero impulso vital y eminentemente vitalista. Estos conceptos, aparentemente fáciles de entender con la mera contemplación de sus obras, parten de una rígida posición de compromiso hacia la transcendencia de la vida, hacia la repulsa de los silencios forzados.
El motivo principal de sus obras gira alrededor del ser humano, eludiendo la materia física para abrazar los contenidos de la espiritualidad.
Jerónimo Muñoz, transforma en su proceso creativo los sentimientos primarios del individuo, en grandes propuestas colectivas de soluciones emocionales.
Así, la angustia vital se traslada al concepto de fuerza y lucha colectiva. La rabia y desazón se tornan en protesta de voz y acción. O el desamor en afecto compartido.
Jerónimo Muñoz, huye de lo que es evidentemente elemental, jugando con los gestos y maniobrando estructuras sólidas que en su proceso de investigación continuo de los materiales las hace dúctiles y seguras. Para él el concepto no le erige como conceptual, ni la expresión, como expresionista. De hecho Jerónimo si alguna definición podemos dar de su trayectoria profesional dentro de las artes es la de claro combativo ante el abismo del silencio. Sus voces pictóricas así lo manifiestan.
Mirar sus obras, observarlas, contemplarlas es recrearse en la sensualidad artística. Mucho más allá que el trazo o la forma , la solución nos la aporta en el fondo. Ahí es donde nos tenemos que detener.
Así, la angustia vital se traslada al concepto de fuerza y lucha colectiva. La rabia y desazón se tornan en protesta de voz y acción. O el desamor en afecto compartido.
Jerónimo Muñoz, huye de lo que es evidentemente elemental, jugando con los gestos y maniobrando estructuras sólidas que en su proceso de investigación continuo de los materiales las hace dúctiles y seguras. Para él el concepto no le erige como conceptual, ni la expresión, como expresionista. De hecho Jerónimo si alguna definición podemos dar de su trayectoria profesional dentro de las artes es la de claro combativo ante el abismo del silencio. Sus voces pictóricas así lo manifiestan.
Mirar sus obras, observarlas, contemplarlas es recrearse en la sensualidad artística. Mucho más allá que el trazo o la forma , la solución nos la aporta en el fondo. Ahí es donde nos tenemos que detener.
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